Chapinero ha sido uno de los puntos neurálgicos en el desarrollo de la escena musical, evolucionando a lo largo de las décadas para adaptarse a nuevos sonidos y movimientos culturales. A continuación, un recorrido cronológico por la historia musical de Chapinero y cómo este barrio se consolidó como un epicentro de la música.
La década de los 60 marcó el inicio de una revolución musical. El barrio comenzaba a recibir influencias del rock y la psicodelia, que llegaban principalmente desde Estados Unidos y el Reino Unido. A pesar de que la sociedad era bastante conservadora, el rock se fue abriendo camino, especialmente entre la juventud.
En este contexto, surge La Gioconda, la primera discoteca del barrio, inaugurada en 1965 en la 63 con 13. Este lugar fue pionero en ofrecer un espacio para la música rock en vivo, y la banda Los Speakers tuvo un papel fundamental en su consolidación. Con su sonido psicodélico y su estilo irreverente, Los Speakers se convirtieron en una de las primeras bandas de rock de sello “Hecho en Colombia”, y La Gioconda fue su casa durante sus primeras presentaciones. El rock se mezclaba con la psicodelia, y el público, compuesto en su mayoría por adolescentes menores de edad, llenaba el lugar para disfrutar de la nueva música que sacudía las mentes y los cuerpos. Este fue el germen del rock en Chapinero.
Con la llegada de los años 70, Chapinero experimentó un cambio en su escena cultural. El barrio estaba en plena expansión, y la contracultura se instalaba con fuerza en sectores como Chapinero, que comenzaba a llenarse de jóvenes universitarios y movimientos alternativos.
En 1970, como parte de la Feria Internacional de Bogotá, surge la legendaria discoteca La Bomba, en la 60 con 9ª. Este lugar fue el corazón del rock nacional durante esa década, con un innovador escenario giratorio que permitía a las bandas tocar de manera continua. Bandas como Los Speakers, Los Flippers y Los Ampex encontraron en La Bomba el espacio perfecto para consolidar sus carreras, mientras que el público disfrutaba de una escena en pleno crecimiento. También llegaron artistas internacionales, como Los Moonlights de México, lo que ayudó a internacionalizar el panorama musical en Chapinero.
El Parque de los Hippies, ubicado en la Séptima con 60, también jugó un papel crucial en la cultura musical de Chapinero. Durante esta década, el parque se convirtió en un lugar de encuentro para los jóvenes de la contracultura, donde la música folk y el rock eran el soundtrack de los ideales de libertad y protesta. Las guitarras acústicas y los cánticos eran comunes en este espacio, y el parque rápidamente se consolidó como un símbolo de la juventud rebelde de la época.
En los años 80, Chapinero seguía expandiendo su escena musical. El rock seguía siendo un protagonista, pero nuevos géneros comenzaban a hacer su aparición, como la salsa y el punk. Un lugar clave que surgió en esta década fue Abbot & Costello, un bar que se convirtió en un centro de referencia para la música alternativa, el punk y el rock en vivo. Este espacio ofreció a las bandas emergentes un lugar para tocar y experimentar con nuevos sonidos, afianzando a Chapinero como el lugar para los movimientos musicales de vanguardia.
InVitro también hizo su aparición en esta época, siendo un bar y cine que fomentaba la cultura alternativa en Chapinero. A lo largo de los años, se convirtió en un lugar icónico donde el cine independiente y la música underground convivían en perfecta armonía, atrayendo a un público en busca de nuevas experiencias artísticas.
Los años 90 fueron testigos del crecimiento de la escena underground en Chapinero. El punk, el ska y el metal comenzaron a tomar fuerza, mientras que el rock alternativo ganaba cada vez más adeptos. Abbot & Costello continuaba siendo un espacio clave para bandas emergentes y consagradas. Chapinero también vio el surgimiento de otros bares y discotecas que acogieron a estos géneros, como Boogaloop, que abrió sus puertas a una oferta diversa de música tropical, electrónica y conciertos en vivo. Este lugar se convirtió rápidamente en uno de los favoritos para los amantes de la música alternativa y experimental en Chapinero, dejando una huella significativa en la vida nocturna del barrio.
Durante esta década, surgieron grandes eventos musicales en espacios como el Royal Center, que antes había sido el Cine Royal Plaza. Se transformó en una sala de conciertos que pronto se convertiría en uno de los espacios más importantes para el rock y la música en vivo en Chapinero. Aunque en sus primeros años el cine había sido un lugar de oferta cultural, con el tiempo, este espacio se convirtió en uno de los epicentros de la música en vivo, acogiendo a bandas tanto locales como internacionales.
Con la llegada del nuevo milenio, Chapinero reafirmó su posición como un epicentro cultural y musical. El Royal Center se consolidó como uno de los mejores lugares para conciertos en la ciudad, presentando a artistas de todo tipo de géneros, desde rock hasta electrónica y pop.
Además, surgieron nuevos bares y discotecas que continuaron el legado de lugares como La Bomba y La Gioconda. Disco Jaguar, por ejemplo, se convirtió en un club nocturno emblemático de la zona, con un enfoque en la música alternativa e independiente. Este lugar sigue siendo un punto de referencia para la música en vivo, ofreciendo un espacio para bandas emergentes y consolidadas de diversos géneros.
Chapinero Mutante, por otro lado, emergió como un espacio autogestionado para el arte independiente y la música alternativa, ofreciendo una propuesta cultural diversa que incluye desde exposiciones hasta eventos musicales.
La historia musical de Chapinero es una crónica de la evolución cultural del barrio. Desde los días de rock y psicodelia en La Gioconda hasta los actuales conciertos masivos en el Royal Center, el barrio ha sido testigo y protagonista de los cambios musicales y sociales que han marcado su evolución. Chapinero, con su espíritu bohemio y vanguardista, sigue siendo un lugar donde la música es más que una simple banda sonora: es una forma de vida y una expresión de libertad que trasciende las generaciones.