Al norte de Chapinero, justo en la calle 72 con carrera 11, se encuentra una joya arquitectónica e histórica: la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, conocida popularmente como La Porciúncula. Este templo, con su estilo neogótico y sus imponentes vitrales, guarda en sus muros más de un siglo de historia y espiritualidad.
El templo de La Porciúncula comenzó su construcción en 1919 y no fue terminado sino hasta 1943. Este tiempo fue testigo de la consolidación del movimiento franciscano en la zona, cuando la iglesia no solo funcionaba como espacio de oración, sino también como colegio de teología y filosofía. Durante décadas, generaciones de frailes franciscanos se formaron en este lugar, que además sirvió como un importante centro de evangelización en un Chapinero que aún estaba rodeado de haciendas.
En 1978 se llevó a cabo la demolición del claustro, lo que marcó el fin de su etapa como casa de estudios. Desde entonces, La Porciúncula quedó destinada exclusivamente como parroquia, convirtiéndose en uno de los templos más reconocidos del sector.
Un detalle fascinante es que los vitrales de esta iglesia fueron diseñados por el mismo artista que trabajó en la Basílica de Nuestra Señora de Lourdes. Esta conexión artística refuerza el encanto visual de La Porciúncula, haciendo que sus interiores sean una experiencia de contemplación única.
Hoy en día, la Iglesia La Porciúncula sigue siendo un lugar de encuentro espiritual y cultural, donde las tradiciones del pasado se combinan con la vida de un Chapinero vibrante y cambiante. Es un destino ideal para quienes buscan explorar la historia y el arte en la ciudad.